Villanos de carne y hueso en los tiempos iniciales del comic book (2)

Cerramos con esta nota la breve (pero pintoresca) galería de editores de la Edad Dorada que tuvieron como característica en común sus problemas con la ley o vínculos con el delito…seguramente no fueron los únicos…

FOX, EL REY (PETISO) DE LOS COMICS BOOKS

El hombrecito (apenas supera el metro cincuenta de estatura), fuma un enorme cigarro y camina de un lado a otro de las oficinas observando el trabajo de los dibujantes mientras repite una y otra vez “¡Soy el  rey de los comics, soy el rey de los comics, trabajen más rápido!”. Así recordó alguna vez Jack Kirby a Victor S. Fox, otro de los editores de comics que supo tener encontronazos con la Justicia, en tanto que Joe Simon lo caracterizó alguna vez como  “un personaje muy extraño, muy ruidoso, amenazador…realmente un pequeño hombre aterrador”. Una tercera leyenda del comic, Will Eisner, agregaría por su parte: “Fox era un hombre de negocios muy, muy astuto, siempre creaba nombres ficticios porque tenía miedo de ser demandado.»

El astuto Victor S. Fox (zorro en inglés) y un logo que le hacía justicia

Hijo de padres rusos, Fox (1893-1957) nació en Inglaterra y llegó muy joven a Estados Unidos junto con su familia. Respecto a sus actividades laborales fueron bastante variadas e incluyen negocios en el rubro marítimo, proveedor de ropa para el Ejercito y quizás importador de una bebida llamada Kooba Cola que era profusamente publicitada en sus revistas, todo ello sin olvidar que, según el mismo confesaba, había sido también bailarín de salón. Sin embargo su actividad fundamental en los años veinte fue la de corredor de bolsa en Wall Street, actividad signada por múltiples demandas (al igual que numerosas quiebras) y visitas a los tribunales hasta que en 1929 fue encarcelado por vender acciones sin respaldo real, vulgo, estafa.

Sordidez, sexo, sadismo y violencia fueron, según los especialistas, los elementos infaltables en la mayoría de las revistas de Fox

Fox estaba ya en la industria editorial (entre otras cosas publicaba revistas de astrología) cuando a fines de los años treinta ingresa al mundo del comic book. Para entonces era contador de la National Comics y viendo las cifras de ventas decidió que no podía quedarse afuera del negocio. Crea entonces Fox Features Syndicate y comienza a editar sus revistas en base a material ya «empaquetado» (listo para la imprenta) por el estudio de Will Eisner y Jerry Igger en base a ideas que él le daba aunque luego contrató a sus propios dibujantes, entre ellos Jack Kirby en el comienzo de su carrera, Jack Kamen o Matt Baker, seguramente el dibujante de las mujeres más sensuales de los comics de los años cuarenta y cincuenta.

«Phantom Lady», un festival de pechos turgentes y bien torneadas piernas dibujado por el gran Matt Baker

Como la mayoría de sus colegas de aquella época Fox estaba interesado estrictamente en hacer dinero con los comics, sin importarle mucho copiar éxitos ajenos o forzar los límites del buen gusto y la moral de la época. Según los historiadores del género, la sordidez, el sexo, el sadismo y la violencia eran las obsesiones de Fox, al menos en el plano editorial, y de tales elementos  rebozaban los títulos por él publicados  tales como Murder Incorporated, Blue Beetle o Phantom Lady. Con ese antecedente no fue extraño que cuando a fines de los cuarenta comienza a generarse una reacción contra la supuesta mala influencia de los comics en la juventud, las revistas de Fox hayan estado entre las más cuestionadas. Previsor o quizá ya dedicado a otros negocios menos problemáticos Fox se desprende de su editorial en 1952, deja nueva York y moriría finalmente en 1957.

Ni las historias bíblicas se salvaban del «toque Fox», aunque convengamos que en la Biblia el sexo y la violencia no están para nada ausentes

A quienes quieran profundizar en las andanzas de Victor Fox en el mundo editorial les recomendamos la siguiente nota publicada en Tebeosfera:

https://www.tebeosfera.com/documentos/la_responsabilidad_de_fox_feature_syndicate_en_la_implantacion_del_comics_code_authority.html

Villanos de carne y hueso en los tiempos iniciales del comic book (1)

Tal vez sea excesivo equipararlos a los villanos que poblaban las páginas de sus revistas, pero lo cierto es que entre los numerosos editores que a fines de los años treinta fueron parte de la llamada Edad de Oro del comic, hubo algunos que no eran precisamente «angelitos» y cuyas andanzas en alguna ocasión los llevaron detrás de las rejas.

Surgido en parte por casualidad, en parte por la intuición y el empuje de pioneros como Max Gaines, George Delacorte o el mayor Wheeler Nicholson el comic book da sus pasos iniciales allá por 1933, se consolida en el trienio siguiente y “explota” hacia finales de esa década sobre todo gracias al éxito de Superman en 1938. El suceso logrado por esa nueva forma de consumir historietas y los consecuentes records de venta atrajeron a una verdadera legión de editores, algunos con cierta experiencia en el negocio y otros carentes en absoluto de ella pero todos deseosos de participar en lo que parecía una nueva versión de «la fiebre del oro».

Dos comic books precursores, ambos de 1933

Entre esos cientos de editores que en su conjunto dieron vida a la Golden Age existió un grupo bastante especial compuesto por personas que supieron estar al filo de la Ley (y a veces del otro lado), ya fuera por contrabandear alcohol, por supuestos contactos con la mafia, por falsificar partituras, evadir impuestos o realizar estafas con acciones. Aquí un breve muestrario de estos personajes.

HARRY EL…IMPLACABLE

Nombre asociado al nacimiento de lo que luego sería DC Comics, Harry Donenfeld (1893-1965) parece haber sido conflictivo ya desde su adolescencia, con problemas en la escuela y participación en alguna pandilla juvenil de su barrio. Hijo de un matrimonio de origen rumano no quiso participar de la imprenta instalada por sus otros tres hermanos y prefirió trabajar por su cuenta abriendo un negocio de venta de ropa. La Gran Depresión de 1929 terminó con su tienda y lo obligó a pedirles trabajo a sus hermanos, destacándose como un gran vendedor. Ya inmerso en el mundo editorial entró al negocio de las revistas pulp en una categoría llamada spicys por sus contenidos “picantes”, lo que pudo haberle costado alguna sanción por ofensas a la moralidad pública.

Donenfeld en una nota del Miami Herald de 1940. La imagen está tomada de booksteveslibrary.blogspot donde se lo califica como «un hombre complejo, fascinante… considerado un héroe por algunos por su trabajo filantrópico y entretener a las tropas, etc. y un villano por otros por engañar a Siegel y Shuster y tener vínculos con la mafia desde el principio.

La empresa familiar prosperó, entre otras cosas, porque según las malas lenguas el bueno de Harry aprovechaba los cargamentos de pulpa de celulosa que importaban desde Canadá para traer también whisky de contrabando en los años de la Ley Seca. Otro factor que ayudó a su crecimiento económico fue un contrato para la impresión de 6 millones de folletos para el magnate de la prensa Randolph Hearst, contrato que habría sido facilitado por la amistad del impresor con el gangster Frank Costello.  A estas alturas Donenfeld era quien hacía y deshacía en la empresa familiar por lo cual un buen día les pegó una patada en el traste a sus hermanos (salvo a uno de ellos) y se quedó con el control total de la empresa.

Superman le llegó a Donenfeld a través de Max Gaines, quien luego lamentaría su falta de visión. Al afortunado editor tampoco le gustó mucho el personaje, al punto que ordenó que no volviera a aparecer en la tapa de Action Comics, decisión que tuvo que revertir ante las cifras de venta. Imagen tomada de http://kobayashisdomain.blogspot.com/

Ya consolidado como impresor, editor y distribuidor, Donenfeld ingresa al negocio del comic con algún título propio al que luego sumará los del mayor  Malcolm Wheeler-Nicholson cuando este se ve imposibilitado de pagar la deuda contraída con él por la impresión de sus revistas. Posteriormente adquirirá la empresa de otro de los pioneros del comic book, Max Gaines (al que estaba asociado a través de un empleado suyo), sentando así las bases de un emporio que inicialmente se llamó National Comics y luego DC Comics. Cabe agregar que la figura de Donenfeld aparece brevemente en la película  acerca de la vida del creador de “La Mujer Maravilla”, el psicólogo  William Moulton Marston (otro que supo tener problemas con la Justicia), cuando éste le lleva la idea de su personaje.

LA EDITORIAL QUE NACIÓ ENTRE REJAS

Allá por 1940 el albañil  John Santangelo y el abogado Ed Levy resolvieron establecer una planta impresora para editar diversas publicaciones. El asunto no tendría nada de especial sino fuera porque al momento de tomar esa decisión ambos cumplían sus respectivas condenas en la misma prisión, Santángelo por publicar partituras sin respetar los derechos de autor y Levi por maniobras poco claras con la compra y venta de acciones. Al salir de prisión concretan la idea y fundan T.W.O. Charles Company, nombrada así porque los hijos de los dos editores se llamaban Charles, y luego convertida en Charlton Publications. Inicialmente la compañía se enfoca en las revistas dedicadas a la actividad musical y en 1946 entran en el negocio de los comic books.

Aunque sus fundadores hubieran vuelto a la buena senda, las sospechas de ciertos vínculos con el delito sobrevolaron alguna vez a Charlton. Un interesante artículo titulado “When the Mob met Charlton” (“Cuando la Mafia conoció a Charlton”)* menciona que la mayoría de las plantas de impresión de papel en Estados Unidos en la década de 1950 y más allá fueron utilizadas generalmente por mafiosos para imprimir y distribuir pornografía y artículos falsificados, y generalmente ilegales. Agrega luego que “durante años ha habido rumores en torno a Charlton Publications (y otras editoriales, como DC Comics) y sus vínculos con mafiosos, pero no surgieron pruebas reales, solo insinuaciones”.

Carlos Casalla fue uno de los varios dibujantes argentinos que trabajó para Charlton

Finalmente y en tren de enumerar algunas características particulares de Charlton Comics digamos que tuvo fama de ser la que menos pagaba a sus colaboradores, de haber montado una «cadena de producción» que integraba todas las etapas del proceso de edición de los comics books, es de decir la creación gráfica, la impresión y la distribución o que alguna vez tuvo en sus filas al gran Steve Ditko, quien entre otros personajes desarrolló allí “Mr. Atom”. Agreguemos a ello  que en sus revistas colaboró un grupo de dibujantes argentinos, tales los casos de Luis Avila (historietas románticas), Carlos Casalla, Juan Dalfiume, David Mangiarotti y Leandro Sesarego, entre otros. Charlton abandonó el campo de los comics book en 1986 siendo sus títulos adquiridos por DC Comics.

*) https://ohdannyboy.blogspot.com/2014/06/when-mob-met-charlton-comics.html

¡Histórica: La primera historieta profesional de Carlos Vogt!

No diremos que fue como la búsqueda del Santo Grial porque sería exagerado, pero realmente durante largos años estuvimos detrás de la historieta «Esta barra nuestra» -el primer trabajo profesional de Carlos Vogt, objetivo que finalmente pudimos lograr y ahora compartimos con ustedes.

Pancho, la revista que albergó a «Esta barra nuestra» fue una publicación de Muchnik Editora que apareció a fines de junio de 1953 y tuvo inicialmente frecuencia semanal para luego, a partir del sexto número, pasar a mensual. Aquí la tapa del Nº 3 (ilustrada por el dibujante italiano Alcides Gubellini) correspondiente al 7 de julio de 1953; si se observa en la parte inferior de la franja roja se lee «Medio Litro Nº 10», algo que explicaremos más adelante.

Durante su breve vida como publicación semanal la revista constó de 24 páginas interiores tamaño 17 x 25 cms impresas a una tinta y tapas a cuatro colores. El logo de la revista o más bien su mascota era un perro salchicha llamado precisamente…»Pancho».

Y aquí finalmente lo que fuera objeto de nuestros desvelos de coleccionista a lo largo de tantos años, dos páginas de «Esta barra nuestra», grupo integrado por Cacho, su hermana Betty, el gordo Pipo, Eddie y Beto. Llama la atención la claridad y síntesis del dibujo tratándose de alguien que recién había cumplido veinte años y era además autodidacta. En los rostros se deja ver alguna influencia de Alberto Salinas, algo nada raro teniendo en cuenta que meses después Vogt tomaría a su cargo la historieta «Capiango» que aquel realizaba en La Revista del Superhombre, también de Muchnik. Una duda final: ¿Este habrá sido el tercer episodio o el primero?

Orientada a un público joven, Pancho ofrecía notas acerca del cine y sus estrellas, curiosidades de la Historia, deportes y por supuesto humor e historietas.

Historieta de origen italiano dibujada por Renato Polese. Pancho publicaba también la serie «Hada padrino» de Crockett Johnson, más conocida como «Barnaby».

Tapa del Nº 6 de Pancho, el primero de frecuencia mensual. Este cambio significó una aumento de la cantidad de páginas como así también del tamaño de las mismas. Como hacíamos referencia al inicio de la nota, la revista tenía como título alternativo «Medio Litro», nombre de una revista humorística creada en 1948 por el escritor y poeta León Benarós que solo apareció unos pocos números. Dicha revista había sido editada también por Muchnik y probablemente para mantener el permiso postal y no pagar uno nuevo se apelaba a este recurso, así el Nº 6 de Pancho vendría a ser Medio Litro Nº 13 y Pancho Nº 10 es Medio Litro Nº 17.

Carlos R. Martinez

Juan Oliva, dibujos animados, humor y también historietas de aventuras

A Juan Oliva (1910-1975) los conocíamos básicamente por su actividad pionera en el dibujo animado, sus personajes humorísticos en la revista Figuritas y por su actividad docente, a la que le dedicamos uno de los capítulos de la serie sobre los cursos por correspondencia. Por ello fue una sorpresa encontrar también una historieta policial que lleva su firma.

Página publicada en 1942 en la revista Figuritas. Archivo Top Comics

«El Marqués de Puerto Nuevo», uno de los personajes más conocidos de Oliva. Revista Figuritas, 1937

Aviso publicado en Figuritas en 1942. Archivo Top Comics

Más información sobre la trayectoria de Juan Oliva en los siguientes enlaces:

http://www.imaginaria.com.ar/16/3/juan-oliva.htm