Su indiscutible condición de gran creador, no impidió que en ocasiones Hugo Pratt (y el suyo no debe ser el único caso) haya tomado “prestado” material de otros autores para sus propias obras, como enseguida veremos. Para ir al comienzo de esta historia debemos remontarnos a fines de 1960, Pratt había vuelto a Frontera Extra inaugurando su condición de autor integral con “Ann y Dan”, serie que si no nos equivocamos había sido publicada un tiempo antes en Tótem, no sabemos si vendida directamente o colocada primero en Italia y publicada luego aquí en esa revista dirigida por Alvaro Zerboni y que mayoritariamente se abastecía de material producido en aquel país.
Lo concreto es que en el número 25 de Frontera Extra correspondiente al mes de noviembre de 1960 (en el cual aparece también una historia de Kirk titulada “El odio de Corazón Sutton”) se inicia un episodio que se prolonga a lo largo de cuatro entregas de la revista y que se sintetiza así: Ann y Dan acompañan al comisario Randall a una inspección a uno de los puestos de vigilancia ubicados en el territorio bajo su mando, viaje que tiene como propósito investigar las denuncias sobre tráfico de esclavos y también la conducta del teniente Craig, jefe del puesto de vigilancia ubicado en la zona. La actitud de dicho oficial le resulta sospechosa a ambos jóvenes por lo cual deciden seguirlo. Lo ven entrar en una choza de la cual sale luego un individuo con la cabeza cubierta por una máscara de brujo, quien es atacado y muerto por un rinoceronte. Al retirarle la máscara comprueban que no es Craig, a quien tampoco encuentran en la cabaña.
Posteriormente son capturados –junto con el comisario Randall- por la tribu que está traficando esclavos y cuyo jefe opera en combinación con alguien que utiliza una máscara similar a la del brujo muerto. Cuando la situación se torna crítica para los tres prisioneros son salvados por los refuerzos que había pedido Randall, quienes derrotan a los traficantes. Temiendo ser objeto de una maldición el jefe de la patrulla de soldados nativos no se atreve a quitarle la mascara al brujo, cosa que si hace Ann descubriendo que el hombre que se oculta bajo ella no es otro que el teniente Craig, o mejor dicho la persona que aprovechando su parecido ha ocupado su lugar, dado que el verdadero había fallecido de muerte natural.
Hasta aquí un simple ejercicio de memoria para recordar aquel episodio y celebrar la imaginación y los toques de humor que Pratt le pone al guión, por ejemplo ciertas “proposiciones” que le hace el jefe de la tribu al supuesto brujo. Pero resulta que esta trama no obedece a la imaginación de Pratt sino a la de…Lyman Young, ya que la citada historia prácticamente copia el nudo argumental de un episodio de “Tyler y Spud”, serie muy difundida en la Argentina en los años cuarenta y cincuenta en revistas de Lainez y Codex. La prueba de esta evidente imitación la tenemos gracias a Osvaldo Talo, el dibujante argentino que desde hace largos años reside en Brasil y que nos hizo llegar el material que a su vez le facilitó un coleccionista. Se trata de un episodio que debe datar de finales de los años treinta que fuera publicado en una revista brasileña con el título de “O misterio do Capitao Petee”, mientras que en España se lo conoció como “El capitán Pette de Lagoo Land”, el territorio donde transcurre la acción. Aclaremos que en esta versión brasileña los protagonista no se llaman Tyler y Spud sino Tim y Tok, pero en líneas generales la trama es casi idéntica a la utilizada por Pratt. En este caso Tim se cuela en el avión donde un teniente de la Legión Extranjera (no de la Patrulla del Marfil) se dirige a investigar las sospechosas actividades del nombrado capitan Petee, viviendo junto a el las mismas peripecias que Ann y Dann muchos años después.
Tyler y Spud «rebautizados» en la revista Sabú, 1954
El material que nos enviara Osvaldo Talo sirve también para apreciar como era esta serie en sus primeras épocas, por lo cual aprovechamos para recordar que Lyman Young la creó en 1928, que su título original fue “Tim Tyler’s Luck” y que en los tres primeros años la acción transcurría en un orfanato donde los dos muchachos se conocían. Posteriormente Young los envía a Africa donde integran la Patrulla del Marfil, vuelven a Norteamérica durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente retornan a sus peripecias africanas. Más dedicado a la escritura que al dibujo Young contó para los dibujos con varios colaboradores de real valía entre los que pueden mencionarse a Alex Raymond (en Internet vimos una tira hecha por el de una simpleza y calidad notable), Clark Haas, Tony DiPreta, Nat Edson y Tom Massey, citándose en esa lista también a Burne Hogart. De todos ellos aparentemente único que llegó a firmar su trabajo fue Massey, en nuestra opinión el autor de aquel material que nos resultaba tan conocido en los años cincuenta. Young murió en 1984 a los 91 años, siendo la serie continuada por su hijo Bob que ya colaboraba con el desde los 70. Las aventuras de Tyler y Spud terminaron definitivamente en 1996, época en la cual aparecía solamente en un diario de Texas. Con respecto a lo de Pratt, no pasa de ser una travesura, un «pecado de juventud» del cual se redimió ampliamente con toda su gigantesca obra posterior. (C. R. Martinez)