Leyendo el diario esta mañana nos enteramos que hoy -7 de mayo- se celebra el Día del Taxista, así que sobre la marcha decidimos armar una nota recordando algunas historietas que tuvieron como protagonistas centrales a «tacheros» y «tacheras».
Comenzamos con «Pedro Pereyra, taxista», historieta escrita por Jorge Mora –habitual seudónimo de Jorge Oesterheld- y cuyos episodios se publicaron a partir de junio de 1960 en Hora Cero Extra. Al volante de su «Malacara», un Ford ‘A’ con más de treinta años sobre sus ruedas, el no menos veterano taxista recorría las calles de Buenos Aires y su Conurbano viviendo distintas peripecias (asaltos y secuestros incluidos) e involucrándose en los problemas de sus ocasionales pasajeros. Que el apellido del personaje fuera Pereyra y manifestara ser «santafesino de Cañada de Gómez» no era casualidad sino una deliberada referencia a Pablo Pereyra, Director de Arte de Editorial Frontera, gran ilustrador y docente de la Escuela Panamericana de Arte, función en la cual había tenido como alumnos a varios de los jóvenes dibujantes que entre 1959 y 1960 comenzaron a colaborar en dicha editorial. De esa camada formaba parte el artista de la serie, Leopoldo Durañona, quien plasmó una visión entre dramática y caricaturesca de la ciudad muy propia de otros de sus profesores –Alberto Breccia- por cuyo estilo estaba muy influido en aquella época. (De nuestra nota en Tebeosfera «Buenos Aires en la historieta argentina)
A mediados de 1971 otro taxista comenzó a yirar por las páginas de la historieta argentina, puntualmente en la revista Top y con el título más que obvio de «Artemio, el taxista de Buenos Aires». Los guiones eran de Héctor Oesterheld bajo el seudónimo de Artemio y los excelentes dibujos pertenecían a Néstor Olivera, a quien luego sucedió Juan Zahlut. Artemio era mucho más joven que su antecesor Pedro Pereyra pero vivía parecidas aventuras. Como todo taxista porteño que se precie se peleaba con los colectiveros, se veía envuelto en una pelea entre gitanos que se disputaban el amor de la misma mujer, ayudaba a un huérfano que se había escapado de su lugar de internación y se deslumbraba ante la belleza de las porteñas, ello pese al estricto control de Delia, su amada novia. Poco tiempo después de Artemio se emitió por televisión un teleteatro titulado «Rolando Rivas, taxista», que marcó récords de audiencia en su momento y aún hoy puede verse en un canal de cable con contenidos «retro». (De la misma nota en Tebeosfera)
Y como final de este recordatorio la serie «Taxi», que en su primer episodio se llamó «El taxi de Marcela» y luego abrevió su título. Comenzó a publicarse en Julio de 1988 en Intervalo Todo Color y se extendió hasta 1989 totalizando 12 episodios escritos por José Luis Arevalo y dibujos de Lito Fernandez y Horacio Ottolini,
La trama de la serie giraba en torno a Marcela, una chica que desafiando la opinión de su familia se casa con un taxista y tiene una hija con él. Pero su esposo muere en un accidente y entonces toma la decisión de hacerse cargo del taxi, se integra al grupo de colegas de su marido y a partir de allí vivirá distintas experiencias propias del oficio. (CRM)